LO DE Torre Pacheco, como lo de Plymouth, se veÃa venir: fortalecer un nosotros imaginario y sectario es una locura que siempre deriva en violencia. Las naciones, como las religiones monoteÃstas y las ideologÃas totalizantes, basadas en el esquema antiduda "esto-es-asÃ-y-punto", son cosas malas: no hay más que escuchar el lenguaje-consigna, dirigido a oligofrénicos, con que sus dirigentes se dirigen a las masas; no hay más que comprobar, al grito de "un marroquà hizo esto", cómo manadas de subnormales suspenden su inteligencia y se dan a la caza del marroquÃ, de todos los marroquÃes, porque se sienten respaldados por un invento terrible contra el que nadie se atreve, la patria.