ME HACE gracia cuando me dicen que la realización del universalismo es imposible porque el planeta es demasiado grande y superpoblado como para conocerlo, requisito sin el cual es imposible el amor. Pero si esto fuera asÃ, solo tendrÃa sentido el “nacionalismo de campanario”, como llaman en Francia al nacionalismo de barrio o pueblo, y no los nacionalismos actuales, que agrupan a poblaciones millonarias que viven a veces en territorios con centenares de miles de kilómetros cuadrados. Si tú le echas tanta imaginación que incluyes en tu “nosotros” a 45 millones de personas cuyo 99'9% no has visto nunca, ¿por qué no le echas un poco más e incluyes a los 7500 millones del planeta?
En cuanto a las diferencias "insalvables" entre grupos humanos, la otra objeción tÃpica que se le hace al universalismo, sigo pensando que ningún clima del mundo es lo bastante duro ni ningún lugar está lo bastante lejos ni las costumbres son lo bastante raras. Las diferencias entre paÃses se exageran, precisamente porque cada paÃs consiste en exagerar sus diferencias para que quede bien marcada su identidad. En el momento en que existe un interés, lo mismo una chica extranjera de la que te enamoras o un trabajo que te ofrecen con mejores condiciones, la patria pasa a segundo término. Te cuesta dejar la familia o el grupo de amigos; pero la patria no te cuesta tanto. El ejemplo mejor de lo que digo es la España de los siglos XVI o XVII: entonces el concepto de “universalidad” era complicado porque no existÃa Internet ni televisión ni teléfono ni transatlánticos ni mapas precisos ni vuelos ultrarrápidos, pero ello no impidió que miles de españoles hicieran la mochila con rumbo a América. ¡Qué rápido se hicieron cosmopolitas cuando descubrieron que podÃan expoliar tierras, robar plata y violar indias con impunidad!