¿ES QUE Europa no quiere vivir… o es que no lo merece?

Miedo da pensar, si Europa no puede con un virus tan débil, que en los lugares donde es recibido con camas, mascarillas, test de prueba y respiradores está arrojando una mortalidad entre el 0’4 y el 1%, qué pasaría si viniera un virus con la capacidad contagiosa del sarampión y la letalidad del ébola. 

Aquí se ve adónde nos ha llevado que los españoles sigan celebrando el 2 de mayo contra los franceses; o los ingleses la victoria contra Napoléon o la Armada Invencible; o que los holandeses sigan enseñando a sus niños las atrocidades que cometió el duque de Alba; o los franceses sus victorias contra Alemania o el sadismo de los ingleses con Juana de Arco; o que los portugueses sigan estudiando Aljubarrota, o los italianos la tiranía que sufrieron de los austríacos.

No se ha querido hacer una historia europea, una sanidad europea, una literatura. Hemos seguido subrayando lo que nos separa por encima de lo que nos une.

La Unión Europea no ha sido más que un gigantesco cambalache entre mercaderes para que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres se ahoguen en el Mediterráneo.