LO QUE me sorprende al leer estos ataques brutales de Schopenhauer o al recordar también los de Nietzsche contra los mismos alemanes, o los no menos delicados de Stendhal o Breton o Genet contra los franceses, o los de Henry Miller o Noam Chomsky o Muhammad Ali contra los estadounidenses, es que no pasa nada, tanto Alemania como Francia o USA son naciones tan sólidas que no solo no tienen en cuenta estos ataques sino que convierten a estos autores en glorias de la patria (en el caso de Nietzsche o Schopenhauer... ¡hasta los nazis se apropiaron de su obra!). En España, en cambio, existen autores como Blanco-White, los afrancesados, Cernuda, BergamÃn, Sánchez Ferlosio, GarcÃa Calvo, Alfonso Sastre o Juan Goytisolo que, en mi opinión, aunque en algunos casos han sido reconocidos, no han recibido toda la consideración que se merecen por no cultivar una españolidad acusada. Los autores favoritos de la afición, como Lorca, Machado, Hernández, Alberti, Unamuno u Ortega, méritos aparte, hicieron una obra que apesta a folclore y esencialismo. De esto ya se dio cuenta Kundera refiriéndose a otros paÃses, como escribe en Los testamentos traicionados:
Cuando Nietzsche zarandea alborotadamente el carácter alemán, cuando Stendhal proclama que prefiere Italia a su patria, ningún alemán, ningún francés se ofende; si un griego o un checo se atreviera a decir lo mismo, su familia lo anatematizarÃa como a un detestable traidor.Disimuladas detrás de sus lenguas inaccesibles, las pequeñas naciones europeas (su vida, su historia, su cultura) son muy mal conocidas; se cree, muy naturalmente, que en ello radica el principal impedimento para el reconocimiento internacional de su arte. Ahora bien, es todo lo contrario: este arte está impedido porque todo el mundo (la crÃtica, la historiografÃa, tanto los compatriotas como los extranjeros) lo pega a la gran foto de familia nacional y no lo deja salir de ahÃ.
Añade Kundera que lo caracterÃstico de las naciones pequeñas es que sitúan el problema extraliterario de la pervivencia de su paÃs en el centro de las preocupaciones literarias, mientras que los escritores de naciones fuertes como Francia, Inglaterra o Alemania hacen hallazgos formales más grandes porque su preocupación esencial es la literatura. Esto me hace pensar de nuevo en España: ¿cómo empieza la literatura moderna en España? Con la generación del 98. ¿Y cuál es el tema estrella de esta generación? ¡El problema de España, un tema de paÃs pequeño!