NO PENSÉIS que yo, porque sea un enemigo jurado de las naciones, pretendo exagerar sus defectos. ¡Ya les gustaría a ellas tener unos defectos peculiares! Pero ni de eso pueden presumir. Ni la envidia es propiedad española, ni España es el único país invertebrado; ni es el único corrupto, ni es el único disparatado, ni, como atestigua el ejemplo de Papini, es el único lugar donde una parte de la población censura el superpatriotismo. Esas matracas de este-es-el-único-país-que, o aquí-somos-los-más, o en-ningún-lugar-salvo-aquí-se-hace se oyen en las más de doscientas naciones del mundo. Piensan los patriotas que los defectos y virtudes universales les pertenecen sobre todo a ellos, pero hasta en creerse especiales no dejan de ser lo más corriente del mundo.