TAN DESATADO está el nacionalismo español en todos los frentes, que me entero por un reportaje de El País que ¡también Hollywood! se dedica a propagar la leyenda negra sobre España. ¡La envidia mundial contra los pobres españoles no se detiene, es algo de no creer! Ahora bien: me solía ver unas 200 películas al año y nunca había apreciado este sesgo antiespañol; lo que se aprecia cabalmente en el cine americano es que casi les importa un bledo todo lo que ha pasado en el mundo fuera de sus fronteras; los únicos malos reales y sostenidos que salen en su cine son aquellos que amenazaron la hegemonía USA en el siglo XX. Ni la antigua España ni el imperio de los Austrias le preocupan mucho a Hollywood, algo muy de agradecer porque contribuye a que la España que se ve fuera ya no esté identificada con la codicia y el fanatismo religioso sino con el cachondeo, el folclore y el turismo. Leyenda negra han sufrido todos los imperios del mundo que se han dedicado a invadir territorios, destrozar culturas y pisotear a los demás, como el imperio persa, el macedónico, el romano, el mongol, el turco, el portugués, el español, el napoleónico, el británico, el belga, el alemán, el japonés, el soviético o ahora el americano; la mejor manera de no tener leyenda negra es quedarse en casa leyendo a Lao-Tse y vivir en un país pequeño que ni mata ni espachurra. Si por unas cuantas peliculitas o series sacadas de aquí y allá decimos que Hollywood aventa la leyenda antiespañola, ¡qué no podrán decir los alemanes, los japoneses, los rusos o los árabes, que se han pasado los últimos setenta años haciendo de malos obligatorios en cientos y cientos de filmes!