Y PARA ahondar en la herida y con la sola intención de tocar los huevos, voy a contar una anécdota que ejemplifica el nivel cultural de los madrileños. Cuando llegué a Madrid, una de las cosas que más me sorprendió es que el madrileño común, si lo paras por la calle, no es capaz de recitarte de memoria ningún romance del Romancero o un soneto de Lope o Quevedo, como a mí me obligaron a aprender en el colegio Larrondo (y conste que estoy muy agradecido por aquel aprendizaje). Pensaba yo que llegaba al cogollo del Parnaso y me encontré con que la poesía está ausente de la capital, recluida/marginada a sus lugares típicos. Pocos años antes había muerto el poeta José Ángel Valente, del que leí unas declaraciones que me dejaron impactado:

—En España hay 3000 lectores de poesía. No busques más.

A lo que iba. Por el año 2006 o 2007 participé en la confección de una revista satírica tipo El Jueves pero en nivel amateur, y se nos ocurrió hacer una prueba por la zona de Chamberí para ejemplificar la cultura proverbial de los madrileños. Es verdad que la hicimos con la intención de mofarnos de ellos. La prueba estaba inspirada en una salida que había realizado el programa de Tele 5 Caiga quien caiga, cuyos reporteros salieron a las calles con la siguiente pregunta-trampa:

—¿Es usted heterosexual?

En aquel programa todos los transeúntes picaban y decían que no, que ellos no eran heterosexuales, que ellos eran “normales”: de la misma forma en nuestra revista se nos ocurrió esta pregunta:

—¿En qué cordillera está el Danubio?

Pues bien: salimos por las calles de Chamberí a hacer la encuesta y… de 50 personas, ¡solo nueve consiguieron decirnos que el Danubio no es ninguna montaña! ¡En Chamberí, donde se supone que vive gente que ha ido a colegios de pago! Esa es la cultura que tienen los madrileños, esa que ahora parece estar amenazada por la "invasión" africana. Si mañana vinieran unos extraterrestres malotes a invadir Euskadi y Madrid, bastaría con salvar al 0’5% de la población para que la cultura vasca y la cultura española que merecen la pena siguieran adelante. Un 0’5%... y soy generoso.