SOBRE LA mentira de Numancia, Henry Kamen habla en La invención de España del arqueólogo alemán Adolf Schulten, que después de leer la versión de Apiano de la inmolación de los numantinos, decidió esclarecer los hechos y se dedicó a explorar el yacimiento soriano, financiado además con dinero del gobierno alemán. El problema es que sus excavaciones no encontraron pruebas de suicidios en masa por ninguna parte... y a Schulten empezaron a hacerle la cama. Kamen lo cuenta así:
Schulten encontró bastante resistencia por parte de los eruditos y burócratas locales por ser un extranjero que pretendía inmiscuirse en su herencia y, de hecho, una comisión decidió que la investigación de la historia española solo debería estar permitida a los españoles.
¡Claro, cómo van a permitir que un alemán con criterios solo científicos meta las narices, con el riesgo de que les desmonte la película! ¡Las cosas de España hay que dárselas a investigadores tipo Menéndez Pidal y las cosas de Euskadi a investigadores tipo José Miguel de Barandiaran, que ya encontrarán ellos pruebas españolísimas y vasquísimas desde la explosión del Big Bang e incluso antes!