EXPONE ALBERT Camus en el prefacio a Cartas a un amigo alemán la razón de dar a la imprenta el libro en italiano:
Quiero contribuir, siquiera mínimamente, a que caiga un día la estúpida frontera que separa nuestros dos territorios (Francia e Italia) que, junto con España, forman una nación.
Esto me parece loable pero muy difícil, porque la propia estructura del estado-nación tiende a que los italianos sean cada vez más italianos, los franceses más franceses y los españoles más españoles. Contar con medios de comunicación diferentes, hablar un idioma diferente, hacer leer en las escuelas autores diferentes, enseñar historias diferentes; animar a deportistas diferentes, escuchar música diferente, año tras año, década tras década, ha provocado que los habitantes de estos tres países, antes cercanos, ahora dispongan de un background colectivo muy distinto como para intentar una unión. De esto ya se lamentaba Pío Baroja en su tiempo, cada vez que visitaba Irún y su limítrofe Hendaya: “Irún cada año se vuelve más española y Hendaya cada vez más francesa”.