QUE LOS más ruines de la patrioterÃa presuman de un tiempo a esta parte del papel de España en la conquista de América me pone de tan mal humor que estoy por escribir una novela de aventuras, el Astérix de América, para hacer frente a tanto imbécil y mala gente, siguiendo el ejemplo y megalomanÃa de Balzac, que escribe a la condesa HaÅ„ska: “La situación exige que escriba una obra maestra”.
El argumento serÃa el siguiente: año 1585, todo el centro y sur de América está controlado por España. ¿Todo? Todo no: existe una tribu indÃgena que resiste al invasor. Allà vive Yareni (papel para Jennifer López), mujer del jefe de los textecas, tribu de asombrosos saberes mágicos y alianzas con plantas y animales. Felipe II, desde su corte de Madrid, no puede contener su indignación y envÃa al mejor de sus capitanes para someter de una vez a la tribu indÃgena. La mujer de ese capitán es Sara (papel para Elsa Pataky).
En la novela relato las crueldades sin cuento de los soldados imperiales, pero a la vez relato las crueldades no menores de los indÃgenas (en realidad, mi libro se aleja mucho de Astérix), que rivalizan con los españoles en canallismo y barbarie. Con este paisaje de fondo, y por diversos acontecimientos fortuitos, hacen amistad Yareni/Jennifer y Sara/Elsa. Primero luchan por convencerse de la superioridad y racionalidad de sus respectivas religiones y costumbres (grandes diálogos entre ellas donde dejo en ridÃculo las tradiciones y ritos de ambas), luego surge el amor, finalmente el sexo…
Es el fin. Ni los indÃgenas ni los españoles, ni siquiera los frailes dominicos, están dispuestos a permitir tales excesos. Tanto Jennifer como Elsa son condenadas a muerte por aberración sexual y simpatÃa por el extranjero. Mientras arden en la pira se lanzan besos con lengua y se frotan el clÃtoris.
La novela termina con una tregua entre los españoles y los textecas, cuyos jefes guerreros se invitan a cenar. La escena final es exactamente igual que en Rebelión en la granja, solo que donde Orwell iguala a los cerdos con los humanos, yo igualo a los españoles y a los indios, si bien dejando claro desde el principio que, en este caso, fueron los europeos los que comenzaron las salvajadas primero.
Tiene que quedar muy clara la moraleja final: solo existe el individuo, que solo se realiza en el amor. Los principales enemigos del individuo y del amor son el clan (la familia), la religión (chamanes indios y sacerdotes católicos), la tribu (los textecas) y el imperio (España).
Por supuesto, las escenas lésbicas entre Jennifer y Elsa van a ser lo mejor del libro y me van a convertir en la Henry Miller del lesbianismo.
Empiezo a escribir la novela YA.