ESCRIBE HUGO en Los miserables:
No es nada raro, hoy, que un zagal boyero se llame Arthur, Alfred o Alphonse, y que un vizconde –si a煤n existen vizcondes– se llame Thomas, Pierre o Jacques. Esta dislocaci贸n, que pone el nombre “elegante” al plebeyo, y el nombre campesino al arist贸crata, no es otra cosa que un remolino de igualdad. La irresistible penetraci贸n del soplo nuevo se ve en esto, como en todo. Bajo esta discordancia aparente, hay una cosa grande y profunda: la Revoluci贸n Francesa.
Todav铆a a finales de los ochenta y principios de los noventa la derecha espa帽ola se indignaba con los padres que pon铆an Ricky, Jennifer o Vanesa a sus hijos, porque consideraban que no hac铆an juego con apellidos castizos como Mart铆nez, Garc铆a, L贸pez o P茅rez. En 2018, en cambio, todos estamos acostumbrados a escuchar combos de nombre-apellido de ese tipo con naturalidad, algunos tan famosos como Jennifer Lopez o Ricky Martin, y no ha pasado nada, la peste no ha llegado ni han ca铆do meteoritos aniquiladores, simplemente los tradicionalistas han perdido y, como todos los tradicionalistas, ya no se acuerdan de aquella carcundia a la que se aferraban, ocupados como est谩n aferr谩ndose a otras nuevas.