DESCUBRO TAMBIÉN que, como la españolería no supo lo de la bandera, celebró la subida de Zabaleta al Everest con la habitual retórica patriota: “El Everest se tiñe de color español”, etc. Pero la hazaña de Zabaleta no consistía más que en convertirse en el montañista nº 106 del mundo que conseguía coronar el Everest. ¡El 106º! ¡Los vascos y los españoles celebraban como héroe inalcanzable a un tipo que, llevando oxígeno artificial, había coronado el Everest con 27 años de retraso con respecto a Hillary y después de que algunos, como Habeler y Messner, ya lo hubieran coronado sin oxígeno!