¿CUÁL ES la razón de que Luis Cernuda no sea poeta cívico de España o de que, en la carrera por serlo, nunca haya ocupado lugares tan privilegiados como los de otros contemporáneos suyos como Antonio Machado, García Lorca, Miguel Hernández o Rafael Alberti? Se me dirá que los poetas de voz subjetiva no pueden competir contra los poetas de voz pública en la lucha por la corona del civismo, y que esa es la razón de que Tu Fu sea el poeta nacional de China en lugar de Li Po, Walt Whitman el poeta nacional de USA en lugar de Poe, o Victor Hugo el poeta nacional de Francia en lugar de Baudelaire, pero esa sugerencia solo es cierta en parte, porque Cernuda comenzó siendo un poeta subjetivo pero con el tiempo, en evolución que comparte con otros poetas, fue ganando posiciones públicas hasta ser definido por Octavio Paz como “un moralista subversivo”. De esa subversión evidente procede, a mi parecer, que no sea utilizado como estampita cívica. Mientras los poetas que han quedado como cívicos aman a España y escriben no muy alejados de la moral dominante, el moralismo de Cernuda es oscuro, negativo y disolvente: Cernuda fustiga a España y el cristianismo, a la familia y la falsa amistad, a los impulsos totalitarios y a la sexualidad dominante. Pensada la literatura nacional como asignatura para cohesionar a los párvulos y dotarlos de identidad, sucede que la poesía de Cernuda es descohesionadora y se dirige a seres libres: Cernuda es un nihilista que no sirve para formar rebaños.